Hablar de temas como la sexualidad y sobre todo la diversidad, aún en pleno siglo XXI, es muy complicado. Pero se debe hacer a pesar de ser temas tabú.
La sexualidad es muy diversa en todos sus aspectos, tanto así que se puede llegar a confundir términos como orientación o identidad.
Es importante mencionar que la orientación es relacionada con los gustos sexuales del individuo, mientras que la identidad es el sentir de cada persona, es decir, con qué género; masculino, femenino o inter, se identifica. Como muy bien lo cita Sam Killermann en el documental de National Geographic Channel, Ni azul ni rosa: “el género es cómo te acuestas, la orientación sexual es con quién te acuestas”.
Pero más allá de ser homosexual, en sus distintas percepciones; gay, lesbiana o bisexual, está la intersexualidad y, como la he llamado, la transgenerasión.
Aunque no se tenga una estadística oficial, se estima que uno de cada dos mil nacimientos son niños intersexuales, o como lo indican los expertos en medicina, con síndrome de hiperplasia suprarrenal congénita (HSC), popularmente conocido como hermafroditismo.
Según NatGeo, en promedio, solo en Estados Unidos, el 80 % de los niños intersexuales son operados al nacer, acto que es calificado por algunos como un acto ilegal, ya que es una violación a los derechos humanos porque los niños deberían decidir sobre sus propios cuerpos.
Puede creerse que es un acto de simple humanidad. Cada quién debería decidir qué quiere y cómo quiere ser. Sin embargo, en una sociedad sirvienta del machismo llevar a la práctica estos aspectos se ha visto limitada.
De otro lado y no tan separado del estigma en la sociedad, está un millón de norteamericanos que se han identificado como transgénero, que según la ginecóloga Marci Bower, no es más que algo que se siente internamente a una edad muy temprana y que no es cambiante.
Si bien se ha trabajado mucho en las últimas décadas para la visibilización, la inclusión y el respeto por la diversidad, como lo subrayaba antes, la sociedad forjada en un mundo machista, no se ha acoplado todavía a estos cambios.
Casos de violencia en temas de homofobia o transfobia siguen presentándose en todo el mundo, aunque cada vez menos. Como el caso de Sergio Urrego en el año 2014, uno de los últimos resonados en Colombia de violaciones a los derechos humanos y discriminación por orientación sexual.
Aunque se escucha raro decir que ‘gracias’ a él, porque fue un acto cruel que le quitó la vida a un ser humano invaluable, podemos decir que en nuestro país muchas cosas cambiaron después de eso en las escuelas, colegios e instituciones públicas. Todos esos cambios en pro del respeto.
El antropólogo Paul Vasey asegura que cuando se integran a las personas en la sociedad, la familia acaba beneficiándose y la sociedad en su conjunto también, de esa manera no se tendría ningún tipo de problema y es el camino que se debería seguir.
El mundo sigue avanzando, la sociedad se está educando en medida, se continúa abriendo paso a la aceptación de algo que debería ser normal pero que aún se categoriza como azul o rosa. Poco a poco nuestra mente se ha empezado a abrir y con el tiempo, solo con el pasar de los años, y con la insistencia de cazar el respeto, no solamente por la diversidad sino por la humanidad de ser persona, se podrá acabar con la mentalidad binaria con la que nos hemos criado y el mundo verá por fin que existen más que dos colores en un cielo. Ver documental