“Una de las libertades civiles más importantes en una democracia es la libertad de prensa, la libertad de expresión e información.
La política del Estado en materia de información está dirigida a garantizar el derecho de los ciudadanos a recibir una información veraz y precisa, plural, completa e imparcial de conformidad con el principio de la transparencia máxima y la buena gobernanza.
En una sociedad abierta, tolerante y democrática, los profesionales de las comunicaciones y servicios de información para el público deben dar muestras de contención y moderación, responsabilidad, lucidez y respeto de la dignidad, la identidad y el derecho a la diferencia, y observar normas éticas, sobre todo por lo que se refiere a la ecuanimidad, la verdad, la justicia, la decencia y el respeto de la vida.
El derecho a estar informado no implica la ausencia de toda regla, la permisividad y el irrespeto de los derechos y la reputación de otros, la incitación a la discriminación, la hostilidad o la violencia. Todo acto discriminatorio, con independencia del pretexto y el contexto, toda provocación al odio o la violencia y toda forma de difamación y de injuria, al amparo de la libertad de expresión resulta inaceptable.
El derecho a la información, junto con el derecho a la libertad de expresión, no pueden dar lugar a la difamación, la calumnia y la injuria, a violaciones y abusos que pueda justificarse con arreglo al derecho internacional.”
Martin Eduardo Botero
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