El mundo no va a sobrevivir mucho más tiempo como cautivo de la humanidad.-Daniel Quinn.
Retomo está muy buena frase del escritor estadounidense, Daniel Quinn, mencionando que hoy por hoy la calidad ambiental en Colombia desde hace muchos años ha venido decreciendo a un ritmo que parece no detenerse, en temas como deforestación, contaminación hídrica y alteraciones del ecosistema.
En Colombia el tema ambiental no es de tanta validez e importancia, con indiferencia, carente de conciencia; tanto así, que este asunto en el país en otro plano se encuentra, u ocupa un último lugar en los principales temas de esta republica. Las políticas de nuestro país se encaminan por el camino menos correcto, caso de ello, la abundancia de corrupción manifestándose y paseándose por las más altas cortes. Dejando a un lado la vital materia ya mencionada.
La falta de conciencia y la ignorancia que caminan de la mano con nosotros, a los colombianos nos está sobrando (no a todos), el irrespeto hacia el planeta cada vez es más prometedor, estando tan presente, y el tema de la cultura ambiental que tan grande no has quedado, ni se diga.
Frente al delicado deterioro ambiental que se presenta, me surgen una serie de preguntas que deberían inquietarnos y preocuparnos a todos: ¿en qué lugar habrá sido archivado la importancia de proteger el ambiente?, ¿Cuándo fue que paso a otro plano el valor tan importante de preservar el ecosistema?, ¿desde cuándo a Colombia se le ha escapado de las manos respetar la naturaleza?, ¿por qué el tema ambiental no nos preocupa como debería ser?, ¿qué tiene que suceder para que se tomen medidas preventivas para mitigar y restaurar los daños ambientales que nosotros mismos hemos causado?
Acaso no nos damos cuenta de la megadiversidad en la que nos encontramos inmersos los colombianos, siendo Colombia el segundo país con el 10% de la flora y fauna mundial, y el 20% de aves del mundo. No obstante, como respuesta a esta gran riqueza en la que habitamos, solo matamos y masacramos a gran velocidad lo bello que nos ofrece la madre tierra, apuñalando nuestras fortunas y biodiversidad, y acabando con los pocos recursos que nos quedan.
Un ejemplo de esto recientemente es el derrame de petróleo por el atentado del ELN al oleoducto de Caño Limón-Coveñas que se extiende por 107 kilómetros, dejando como consecuencia una tragedia ambiental, que para colmo de muchos, como asegura el director de Corponor, autoridad ambiental de Norte de Santander, Gregorio Angarita, el plan de contingencia en recursos hídricos que hay en el departamento es débil. Además de los graves daños causados tras este atentado, la reparación podría tardarse muchos años.
Faltándole mucho o poco para dar su último aliento la naturaleza, hoy más que nunca es hora de atribuirle la importancia que se merece, siendo conscientes cada una de nosotros sobre lo importante de cuidar el plantea, ya que estamos afrontando cambios muy fuertes debido a las acciones “humanas” sobre la tierra.
Nuestra vida y nuestras economías dependen de un planeta sano. Pero al paso como vamos, seguro que el gran causante de la destrucción, en contraste a lo que aclaran algunos, Dios no va acabar el mundo, es el mismo hombre quien sea el autor de esto.