top of page
Mauricio Nieto

Ocaña, la cuna artística del pasado que asesinó el siglo XXI


‘UN ARTISTA MÁS ES UN DELINCUENTE MENOS’

Sonaba el clásico cascanueces en medio de una multitud poco expectante con unos bailarines que entregaban todo en esa tarima.

Eran aproximadamente las ocho de la noche de un sábado de Agosto en donde un Ballet al parque se desarrollaba de la mejor manera. En escena, un chileno con su típica vestimenta ceñida a su cuerpo, dejando muy poco por desear, y a su lado, una hermosa dama, que con sus labios rojo manzana de la tentación y con su mirada penetrante cautivaba a los pocos curiosos observadores que a esa hora se interesaron por una manera diferente y realmente valiosa de entretención; el arte.

Ha pasado, más o menos, siglo y medio desde que en la plaza central Santander 29 de Mayo de la capital de la provincia de Ocaña, y de forma tan común se realizaran actividades artísticas con compañías de Zarzuela. La gente se conglomeraba buscando el mejor lugar para no perderse ningún detalle de lo que fueran las demostraciones de artes más pretendidas por la ciudadanía provinciana.

Música, teatro, cantos y ópera serían algunas de las demostraciones que estos artistas provenientes desde Europa, con destino hacia la capital, realizaban en Ocaña. Éstos entraban a la ciudad como paso obligado desde Barranquilla, Puerto Nacional, Ocaña como capital de provincia hacia Santa Fe de Bogotá.

El arte, es un puente de comunicación para los seres humanos. Es la manera más hermosa, idónea y armoniosa que tienen los hombres para expresar su propio sentir, ya sea por medio de la poesía, la literatura, el teatro, la danza y la pintura, solo por mencionar algunas.

Ocaña, se lleva una buena tradición artística, en donde muchas veces, a través de su historia se ha visto galardonada con los primeros lugares de producción de arte. La ciudad se ha caracterizado por convivir con un número considerable de grandes artistas en diferentes ámbitos. Sin embargo, se ha ido perdiendo esa corriente y en número disminuyendo.

Mientras que en la única escuela de artes de la ciudad se pelea por sobrevivir a la decadencia artística de Ocaña, con obras de teatro en donde una lúbrica asistencia llena el auditorio mayor de Bellas Artes, la comunidad en su mayoría abarrotan las salas de sus casas los fines de semana, viendo a un mueco contar chistes sátiros de política y en algunos casos hasta picanticos y sin sabor, mientras que las ambiguas nuevas tecnologías que embrutecen a la juventud. Pero si no fuera por lo poco que se produce en dicha escuela, la actividad artística en Ocaña sería casi que nula.

Sin irnos muy lejos, en la administración del tan cariñoso alcalde ‘pequitas’ como le decíamos de aprecio, se podían observar prácticamente todos los sábados en el parque de San Francisco y en la Gran Convención, diversas actividades culturales, en donde músicos y grupos de bailes típicos se reunían en medio de una multitud que se fascinaba

con sus demostraciones. Hoy ni la sombra queda de esos eventos cautivadores, plan de jóvenes y viejos.

James Schumann: “En Ocaña se levanta una piedra y sale un artista”.

No hay que dejar de lado al grupo de ancianitos carrangueros que también hace prender el ambiente en la plaza central. Tres músicos que con sus dedos encrespados interpretan las clásicas canciones que a nuestros abuelos hacía mover el bote. Ellos, con su swing singular hacen bailar a más de uno, de aquella y de esta época que ven con desinterés cómo otros milenials se embelesan observando la calidad de esa farra diurna y que al aire libre hacen charanguear a todos los que en su camino se topan.

En Bellas Artes, se pueden encontrar cursos de teatro, de música, de ejecución musical (instrumentos musicales: piano, guitarra, acordeón, etc.), técnica vocal, pero son muy esporádicos los acontecimientos culturales que se van presentando. A veces una exposición, un recital, en fin.

Esto es trágico para una ciudad porque se está dejando a un lado tradiciones que es en función del desarrollo emocional, afectivo y colectivo de una comunidad. Cosa que no se veía venir a mediados de los 60`s del siglo pasado, en donde esta escuela en su flor se hacía partícipe de innumerables actividades de todo tipo de arte para el deleite de los ocañeros.

En medio de un relajo que lo caracteriza, sentado en una de las bancas que el parque 29 de Mayo nos ofrece, se encuentra sentado Yackson Chawstre, un hombre de 46 años aproximadamente, que desde siempre ha sido amante al rock, al cine, a la radio y al teatro, del cual es director. Él, con un tono licencioso pero denunciante, habla sobre el ‘asesinato’ del arte por parte de los gobernantes. En donde nunca hay dinero para el arte y la cultura pero sí para desviar lo poco que llega para el ‘bolsillo’ asfaltico de carreteables hacia la zona rural de Ocaña, como lo hizo el actual gobernador este año. Lo que es calificado como peculado.

Si bien existen colaboraciones entre gobernaciones, alcaldías y empresas privadas para alimentar capitalmente la producción de arte, llega el momento en que a ninguno le interesa, y es por ello que a quienes se dedican a la creación de eventos artísticos se les impide por falta de apoyo.

“El futuro del arte en Ocaña… lo veo negro” Chawstre.

14 visualizaciones0 comentarios

Entradas relacionadas

Ver todo
bottom of page