La noche del 16 de mayo de 1998 en el barrio Divino Niño de Barrancabermeja la comunidad participaba en un bazar para recoger fondos para el grupo infantil de danzas. Sobre las 9 y 30 de la noche hombres vestidos con prendas militares y fuertemente armados descendieron de dos vehículos y con lista en mano obligaron a sus víctimas a subir a los automotores.
Los paramilitares al mando de alias Panadero esa noche ya habían incursionado en los barrios El Campín, El Campestre y María Eugenia, ubicados en la zona suroriental de Barrancabermeja. El saldo de esta trágica noche fue de 7 personas asesinadas y otras 25 desaparecidas, entre ellas 3 menores de edad.
En 2009 los cuerpos de algunas de 5 de las víctimas de esta incursión paramilitar que fueron recuperados por la fiscalía en una fosa común en zona rural del municipio de Sabana de Torres, fueron entregados a sus familias.
En 2013 se logró la identificación de otras 3 víctimas, cuyos restos fueron encontrados en una fosa común en el bajo Rionegro.
Según el ente investigador la masacre fue ordenada por el cabecilla de las Autodefensas Unidas de Santander y sur de Cesar, Guillermo Cristancho Acosta, alias Camilo Morantes, asesinado el 11 de noviembre de 1999, año y medio después de la masacre de Barrancabermeja, por orden de Carlos Castaño, entonces jefe máximo de las AUC.
Rodrigo Pérez, alias Julián Bolívar, ex comandante del bloque Central Bolívar de las AUC, reconoció ante justicia y paz que sus hombres mataron a 32 personas en Barrancabermeja y dijo que se trató de un error, porque habían sido señaladas por un informante de ser colaboradoras de la guerrilla.
En la masacre tres jóvenes de 17 años fueron desaparecidos y asesinados: José Javier Jaramillo Díaz, Carlos Enrique Escobar Jiménez y Jaime Peña.
Justamente el padre de este último menor, Jaime Peña, quien por años ha reclamado “que la justicia avance y muestre resultados pero en la verdad, porque si no hay verdad, no hay justicia, y sin justicia no puede haber paz” hace parte del primer grupo de víctimas que se reunirá en La Habana con los negociadores de gobierno y FARC.
Las voces
Luis Miño, periodista barranqueño que escribió sobre la tragedia, el padre Francisco de Roux, sacerdote jesuita que fue testigo y acompañó al Puerto Petrolero y Jaime Peña, padre de una de las víctimas recuerdan y reflexionan sobre la peor masacre ocurrida en Barrancabermeja, en la que paramilitares irrumpieron en la ciudad y se llevaron a 32 personas. Veinte años después, 17 cuerpos aún siguen sin ser regresados a sus familiares.
Una producción de Casa Editorial El Tiempo
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