"La idea surgió en una época de poco trabajo y en la que estaba muy harta de las fotos de modelos de mentira, que están todas retocadísimas y no son reales. Yo soy muy fan de los natural, la higiene mental y la belleza, y quise hacer un proyecto donde la belleza estuviera precisamente en la gente corriente."
Alba Lajarín explicaba así el origen de su serie de fotografías dedicadas a los culos del 2016, un proyecto sin nombre ni final definido.
"Tal y como empezó sigue avanzando. Se acabará cuando me canse o cuando se me ocurra otra cosa", explica esta joven fotógrafa.
"Me gusta el absurdo. Me gusta que haya cosas donde uno no espera encontrarlas. Los culos siempre me han gustado, y me parecía gracioso poner culos donde aparentemente no deberían estar. Además, retratar los desnudos de espaldas es una forma de mantener el anonimato y de que la gente tenga menos complicaciones para posar."
Aunque la mayoría de los modelos que aparecen en las fotografías son conocidos o amigos de la autora, Lajarín asegura que al principio tuvo serias dificultades para encontrar voluntarios: "Yo estaba segura de que quedaría bonito, e intenté varias veces explicárselo a la gente, pero se ve que no tenía mucho poder de convicción. Así que terminé haciendo un autorretrato para poderlo enseñar y que se animara más gente. Me encantaría seguir con esto mucho tiempo y salir del círculo de los conocidos."
"A VECES ESTE RETRATO HA SERVIDO PARA QUE EL MODELO Y SU CULO HICIERAN LAS PACES ENTRE ELLOS. ESTO NO TIENE PRECIO"
Aunque Lajarín asegura que con estas fotografías no pretende reivindicar nada, lo cierto es que algunas de sus sesiones han tenido un cierto efecto terapéutico, tal y como ella misma nos explica: "Los modelos no siempre se llevan bien con esa parte de su cuerpo, y se ponen en mis manos con un poco de vértigo. Es bonito porque a veces este retrato ha servido para que el modelo y su culo hicieran las paces entre ellos. Esto no tiene precio."
Si los culos son los principales protagonistas de estas fotos, no lo son menos los escenarios en los que aparecen, espacios corrientes a los que Lajarín consigue sacar provecho con mucha maestría y economía de medios.
"Son las casas de los modelos, lugares de trabajo o sitios en los que estábamos por alguna razón. Voy con tiempo al lugar, observamos, oigo si los modelos tienen alguna preferencia y hacemos pruebas."
Todas las fotos están realizadas con luz natural, nos cuenta. "En algunas hay algún punto de luz artificial, pero es por mera decoración. No están retocadas.
Lo único que he hecho es bajar un poco la saturación porque me molesta en general, pero solo un poco. Y en algún caso he ajustado un puntito el contraste para que se una más al resto de fotos."
Para este proyecto Alba Lajarín ha utilizado una Nikon D3 con un Sigma 24-70 mm f2.8, aunque siempre usando focales en torno a los 50 milímetros.
Preguntada por sus influencias, no duda en destacar el humor de Duane Michals y Elliott Erwitt. "Me gustaría ser su amiga", asegura. También muestra admiración por los trabajos de Garry Winogrand, Francesc Català-Roca y Helmut Newton.