Se vanagloria de ser uno de los territorios más antiguos del país, inicialmente fundado como provincia en 1513, luego como uno de los 9 estados soberanos federados en 1857 y por último como departamento en 1886.
El departamento de Bolívar se ha caracterizado por su larga trayectoria histórica, por su geografía, por sus pueblos fantásticos y otros ‘fantasmas’, por su lema; “Al Servicio de la Libertad” y por ser territorio clave de una guerra sin fin.
Este departamento tiene una población aproximada de 2 millones 100 mil habitantes, de los cuales solo 182 mil ocupan el sur del territorio, es decir, al menos el 8 % de la población total, repartidos en nueve municipios. Esos que en su mayor extensión son adornados por la hermosa Serranía de San Lucas, bañados por ríos de agua pura, biodiversidad de fauna y flora, y riquezas en piedras preciosas y minerales, entre otras más.
Gracias a esta riqueza inigualable, en la que se encuentra el 80 % del oro existente en el país y la zona con mayor plantación de hojas de coca y mariguana, después de los departamentos del sur de Colombia, la zona a la que hoy se le denomina Magdalena Medio Bolivarense, ha tenido que soportar la inclemencia de una beligerancia entre guerrillas, ELN y demás grupos subversivos por el dominio de sus territorios, pero también la desidia de unos gobernantes a los que solo las ansias de poder les hace recordar de la existencia de esta región del país.
El abandono por parte del gobierno, la indolencia de los alcaldes y las frecuentes irrupciones de las guerrillas, han mantenido a los pueblos de esta región en un estado de pobreza y desigualdad sin precedentes.
Sin seguridad, sin carreteras para el transporte, sin vías para el comercio, sin medios de comunicación para la visibilización y la conectividad entre los pueblos son el efecto de una arremetida sin parar de desinterés político e interés guerrilleros.
Al Servicio de la Libertad ‘del ELN’ En 1996 empezaron su conquista en la serranía, un año más tarde ensangrentaron las calles de Río Viejo y en el 98 más de 10 mil desplazados por la guerra llegaron a este pueblo, mientras otras 40 más eran asesinadas.
La batalla por la Serranía había comenzado y aún mantiene en vilo a los habitantes. El ELN a pesar de sus ‘ánimos’ para comenzar un diálogo de paz con el gobierno, cada vez se aleja de las mesas, sumergiéndose más en la violencia.
En lo recorrido del año, ha habido tres atentados contra la fuerza pública y civil al sur del departamento y han provocado la muerte de inocentes.
El primero de ellos tuvo lugar en Santa Rosa del Sur el 28 de enero, en donde la detonación de una bomba en una estación de Policía dejó a dos policías muertos y otro herido.
El segundo el 4 de febrero en el municipio de Norosí, en donde dos sujetos a bordo de una moto, lanzaron y detonaron un artefacto explosivo en la estación policial de ese municipio y en dónde quedó un saldo de dos personas heridas.
Y por último en Arenal del Sur, donde se menoscabó a tiros vehículos de construcción de la municipalidad, así como también una camioneta propiedad del gobierno local.
No se ha conocido cual es o será el accionar de las fuerzas militares del país, tampoco cuántos más tendrán que morir por falta de presencia del estado y del interés del mismo para ayudar a esta región, y tampoco en dónde será el próximo ataque del ELN, lo único cierto es que la Serranía aún es casa de una guerrilla que no teme por su vida y que sigue con su curso feliz y contenta, porque a su casa, la Serranía de San Lucas la olvidó el país y de ahí no hay quién los saque.