El municipio de Río Viejo, al sur del departamento de Bolívar es uno de los municipios más antiguos de la región. Tiene más de 232 años de existencia y cerca de 20 mil habitantes, de los cuales el 55% ocupan su zona urbana.
Por su ubicación geográfica y eventos históricos, el puerto de esta reliquia trasformada en municipio el 26 de noviembre del 82, se convirtió en paso clave y obligado por el río Magdalena para llegar a la serranía de San Lucas para los viajeros en la época colonial, al igual que en la actualidad. Pero esta característica que debería ser un plus para el pueblo, a los gobernantes locales no les ha parecido importante.
En estos días, Río Viejo a comparación con municipios vecinos, se ha considerado con un retroceso visiblemente preocupante, debido a la falta de compromiso de los dirigentes políticos que han pasado por el gobierno municipal.
Obras antijurídicas e inconclusas, como el proyecto de infraestructura de adecuación de la Cancha de Fútbol Efraín Armesto Fulleda ubicada sobre la carrera 17, la cual ha quedado paralizada, la Casa de la Cultura en la carrera 9, cuya arquitectura no planificada, carece de alcantarillado y de servicio de agua potable, la Tarima de Eventos en la carrera 8, que no cuenta con electricidad y la reconstrucción de la Avenida Pablo VI, cuya obra necesita del servicio de drenaje para aguas de lluvia y en donde se invirtieron cerca de 775 millones de pesos, son proyectos con necesidad de ajustes que desde el año 2013 están vigentes y que el actual alcalde ha venido ejecutando. Agregando a este municipio sur bolivarense al extenso listado del zoológico de elefantes blancos del país.
Aunque el mandatario local ha venido vinculándose en cooperación con otros alcaldes de municipios del sur del departamento, con alianzas para acabar con el olvido que por años ha vivido esta zona del Bolívar, para gestionar recursos y emprender un plan de desarrollo para la región, se ha quedado corto en temas importantes que competen a la municipalidad.
En Río Viejo existe una problemática más antigua y complicada que involucra a la salud pública y al medio ambiente, y que no se ha tenido muy en cuenta en las administraciones locales anteriores.
Desde hace décadas, EMSERPRIO, la Empresa de Servicios Públicos de Río Viejo, quien se encarga de la recolección de los desechos del casco urbano del municipio, ha venido arrojando y quemando la basura en una zona al aire libre con alto impacto ambiental.
El lugar está localizado al norte, a no más de 1 kilómetro de distancia de la cabecera municipal, y además, su cercanía con las lagunas de oxidación, en donde reposan las aguas residuales del área urbana, contribuye a la contaminación ambiental, poniendo en alto riesgo la salud pública local.
El crecimiento del asentamiento humano en el casco urbano va en crecimiento y se estima que puede alcanzar unos 11 mil habitantes, factor por el cual, temas como la tala de árboles para generar nuevos terrenos para la construcción de vivienda de manera ilegal, han ocasionado un grave problema, tanto al ecosistema como al ordenamiento territorial municipal, puesto que algunos lugares en donde se construyen son de alto riesgo. También esto ha creado un incremento en la creación de desechos humanos, por lo que el ‘basurero’ municipal y las lagunas de oxidación pueden generar una emergencia sanitaria.
En Río Viejo, no se tiene un control para conocer cuál es la cantidad de basura que genera el pueblo y tampoco un plan de contingencia en temas de contaminación ambiental con respecto al tiradero de basura en espacios al aire libre.
No obstante, la oficina de Planeación y Ejecución había indicado que para el 2009 se habría logrado implementar el Plan de Gestión Integral de Residuos Sólidos (PGIRS) y reducir en un 50% el volumen de Residuos sólidos en la cabecera municipal, cosa que nunca pasó.
Aunque la Secretaría de Salud Municipal afirma que se han hecho investigaciones sobre el impacto que genera el inapropiado vertimiento de basuras en espacios ecológicos, lo cierto es que no se aplican acciones para controlar este flagelo.
Margareth Ballesteros, vocera de la oficina de la Secretaría de Salud Municipal, aclaró que “se deben adoptar y adherir políticas sanitarias… que permitan un adecuado manejo de desechos de basuras”. Así mismo, enfatizó que las políticas de reciclaje son deficientes y que “con incentivos para las familias con buen manejo de desechos y clasificación” se podría solucionar gran parte del problema.
Las complicaciones que pueden causar la emisión de gases del basurero a la salud pública pueden ser catastróficas. Éstos provocan focos de infección, proliferación de plagas y enfermedades gastrointestinales, respiratorias y nicóticas generadas por hongos, proliferación de mosquitos que trasmiten el dengue, que puede ser mortal si no se detecta y controla a tiempo.
Sin embargo, Ballesteros manifestó que en Río Viejo no se genera grandes cantidades de basura para alcanzar estos niveles de emisión de enfermedades y agregó que hasta el momento, no se ha registrado ningún caso relacionado con ello.
De otro lado, un problema más se desprende. En temporada de invierno, cuando las fuertes lluvias elevan el nivel del río, la basura es arrastrada por las aguas desde el basurero hasta las zonas residenciales del municipio, esto debido a su cercanía con el casco urbano. Cuyas medidas urbanísticas deberían ser tomadas desde la oficina de Planeación Municipal y EMSERPRIO, entidades que deben velar por la seguridad sanitaria del municipio.
La Secretaria de Protección Social Municipal (SPSM), que es la encargada de hacer vigilancia a los factores de riesgo que afecten directa o indirectamente en la salud de la población, manifiesta que en sus registros no reposa ningún caso de anomalías asociadas a esto.
Por otra parte, Río Viejo cuenta con dos lagunas de oxidación, las cuales están justo detrás del basurero municipal y a unos cuantos metros del río, con el cual se conecta por medio de una tubería, que desemboca varios metros más abajo del puerto principal del municipio. Allí se descargan cuando su nivel máximo es sobrepasado.
Las lagunas de oxidación, en donde caen las aguas sucias del servicio de alcantarillado del municipio, funcionan básicamente por la actividad bacteriana y las relaciones simbióticas con algas y otros organismos, en el que tienen lugar fenómenos de tipo físico, químico y biológico. No obstante, sufre el mismo problema en invierno.
Las aguas contaminadas son llevadas por el río hasta el casco urbano, poniendo en peligro a la población. Pero según la oficina de la SPSM esto no ha ocurrido, puesto que la ciudadanía no ha interpuesto ningún tipo de queja o reclamación.
Es evidente que las entidades que se encargan de la protección a la sociedad y a la salud hacen presencia en Río Viejo pero en temas de su ejercicio se están viendo muy limitados.
La implementación de planes de contingencia y de control no se está realizando, aun conociendo de la problemática, mientras que la población sigue expuesta a factores que pueden ser catastróficos para la salud pública y el medio ambiente.