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Foto del escritorPlay Ground

¿Qué pasa entre Cataluña y España?


¿Por qué una parte de la sociedad Catalana desea independencia?

No hay una sola razón ni tampoco es una cosa nueva.

En los últimos siete años el sentimiento independentista en Cataluña ha crecido, pero ya hace tiempo, incluso siglos, que en algunos sectores de la población existe la idea de que por cuestiones históricas, culturales y lingüísticas, Cataluña tiene derecho a ser nación soberana.

Para entenderlo mejor, hagamos un viaje al pasado.

En la edad media, se conoce como Cataluña a los dominios del condado de Barcelona. A principios del siglo XII el conde de Barcelona se casa con la reina de Aragón, y de aquella alianza nace la corona de Aragón, que tres siglos más tarde se junta con la corona de Castilla y acaba conformando un mapa... más o menos igual que el de la España que conocemos hoy.

Mientras tanto en Cataluña, el latin ya había evolucionado a la nueva lengua, el catalán, y también habían nacido las instituciones catalanas: las cortes, la generalitat y el consejo de ciento.

Son tiempos convulsos en los que España se encuentra inmersa en una especie de capítulo de juego de tronos pero sin dragones: guerras, problemas dinásticos y familias de reyes que se suceden las unas a las otras: los trastámara, los austrias y los borbones. Precisamente de éste último es Felipe V del que es descendiente el actual rey de España.

Felipe V se convierte en rey después de una guerra de sucesión entre él y otro aspirante al trono que, casualmente, es respaldado por Cataluña, Carlos III. A Felipe no le gusta la oposición de los catalanes y cuando los vence, el 11 de septiembre de 1714 ordena abolir las instituciones de autogobierno de Cataluña y el castellano pasa a ser la única lengua oficial.

A pesar de las prohibiciones, la lengua catalana no desaparece de las calles y con el paso de los años se potencia su uso. Eso aviva un marcado sentimiento de conciencia nacional que desemboca en el catalanismo político.

Ya en el siglo XX, Cataluña vive las mayores libertades, con la proclamación de la segunda república en España, y la peor de las represiones con la dictadura de Franco, que persigue y asesina por pensar distinto al régimen.

Debido a su idiosincrasia, Cataluña es duramente castigada: el catalán es prohibido, las instituciones abolidas (nuevamente) y los políticos e intelectuales encarcelados, fusilados o exiliados. Hasta que Franco murió y con él la dictadura.

Llega entonces la transición a la democracia, y con ella la constitución, que divide al país en 17 comunidades autónomas. Así Cataluña consigue cierta autonomía política pero no la soberanía plena que ya es un anhelo entre algunos sectores de la sociedad catalana.

La constitución, todavía vigente hoy en día, también recoge que es tarea del Estado recaudar y redistribuir los impuestos para garantizar un equilibrio entre las distintas partes del país, pero dividir un pastel y que todo el mundo quede contento no es sencillo y con el paso del tiempo Cataluña empieza a reivindicar que su financiación le perjudica. Asegura que aporta más dinero del que recibe.

Para solucionarlo el parlamento catalán aprueba una reforma del estatuto de autonomía que propone un nuevo modelo de financiación.

Paréntesis: El estatuto es parecido a una constitución pero a escala autonómica y todas las comunidades tienen uno. El último estatuto catalán había sido aprobado en 1979.

Pues bien, tras un intenso tira y afloja político, en 2010 el tribunal constitucional recorta el texto y lo deja prácticamente idéntico al estatuto anterior, una decisión que no gusta demasiado a los catalanes. Y por eso más de un millón de personas salen a la calle para protestar.

Son años de crisis económica, y se recortan servicios públicos, el paro y los impuestos suben y crecen las desigualdades, y además tanto en España como en Cataluña, empiezan a destaparse numerosos casos de corrupción.

Esta situación, sumada a algunas salida de tono en contra de Cataluña, provoca que entre los catalanes gane fuerza la idea de que la independencia es la mejor opción para hacer borró y cuenta nueva y construir un nuevo país más transparente y justo. Y aunque no pocas voces recriminan que es una excusa de algunos partidos para tapar los problemas de Cataluña, el independentismo pasa de ser percibido como la idea romantica de una minoría a convertirse en una opción política real.

De 13.6 % en 2005 a 24.5 % en 2011.

Antes, el gobierno catalán intenta negociar la gestión de sus impuestos con el gobierno central, pero nada: se encuentra con una puerta cerrada. Ahora sí, el independentismo llega a máximos históricos. 46 % en 2013.

El llamado derecho a decidir toma fuerza en Cataluña: empieza lo que hoy se conoce como el procés que, pese a las advertencias del gobierno central, parece no tener freno.

El referendum

Finalmente se celebra una consulta no vinculante en la que vota un 39 % del censo, es decir, 2.3 millones de personas.

El sí a la independencia gana y el resultado motiva a elecciones anticipadas en Cataluña.

A favor: 72 - 63 :En contra.

Aunque la opción independentista no consigue llegar a la mitad de los votos, sí consigue la mayoría absoluta.

Se acusa al procés de haber dividido a la sociedad catalana. Pero si se hace caso a las encuestas, un porcentaje elevado de los catalanes, estén o no a favor de la independencia, quieren votar en un referéndum vinculante y con garantías.

A pesar de todo, la respuesta del gobierno central siempre ha sido negativa y ha cerrado las puertas a cualquier negociación de un referéndum entre Cataluña y el Estado.

¿Cual es el argumento?

Que la constitución lo prohíbe y que por tanto, un referéndum de autodeterminación es, sencillamente, ilegal.

Y si el principal escollo es la constitución, ¿por qué no se opta por reformarla e incluir el derecho a autodeterminación?

Tendría su lógica. La constitución fue aprobada tan solo tres años después de la muerte de Franco y con el trauma de la dictadura todavía reciente.

Han pasado 40 años y naturalmente la sociedad ha evolucionado. Pero una reforma constitucional de este tipo se tendría que votar en referéndum y esto, hoy por hoy, parece que no está a la orden del día.

Constitución irreformable, negociaciones aparcadas y el diálogo completamente roto.

La situación se encuentra en un bloqueo total.

El gobierno catalán quiere seguir, por la vía que sea, su camino hacia la independencia. El gobierno español quiere, por la vía que sea, impedirlo.

Desobediencia contra inmovilismo.

¿votamos?

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